19/3/15

LA FUNCIÓN PATERNA

Hoy, 19 de marzo, se celebra San José, padre del hijo de Dios, y se conmemora, por extensión, el Día del Padre, con la intención de honrar la función del padre de familia y su influencia en la vida de los hijos. Por esta razón, me apetece dedicar este artículo a la función paterna vista desde el nuestra perspectiva de estudio. 

Para empezar, una apreciación. En nuestra sociedad hay diversos modelos de familia (nuclear, extensa, monoparental, de madre soltera, de padres separados...). Cuando hacemos el estudio del transgeneracional, tenemos en cuenta la función materna y paterna, pero independientemente de que sea un hombre, una mujer o una institución quien las ejerza. Por esta razón, distinguimos entre función paterna y padre. 

Podemos decir que la madre se encarga de la construcción física y emocional de los hijos y el padre, de la construcción mental. Me explicaré. En los primeros años de vida, un hijo tiene un vínculo muy estrecho con su madre, porque todavía necesita a la madre para poder crecer y evolucionar, pero llega un momento en el que es necesario que el hijo vaya adquiriendo cierta independencia para poder ser responsable de su vida. Esta distancia entre madre e hijo solo la puede poner un padre, o alguien que ejerza esta función. La función paterna tiene que ver con poner límites, dar órdenes, tomar decisiones, representa la autoridad, la disciplina... y, en última instancia, la pieza fundamental para que los hijos puedan abandonar la casa de los padres y convertirse en responsables absolutos de su vida. Un padre hace responsables a sus hijos. 

Si observamos cómo se comportan los animales, comprobaremos que la función paterna, igual que la materna, es una función biológica. Cuando un león macho muere, los leones jóvenes no se van de la manada porque las leonas no saben expulsarlos, no están preparadas para ello. Solo un macho puede expulsarlos del clan familiar.

A modo de ejemplo, tenemos el caso de un hijo varón que, sin padre o con padre ausente, se convierte en el rey de su casa porque no tiene un padre que le ponga límites. En esta situación, también puede suceder que la madre, a falta de un macho alfa en casa, proyecte sobre su hijo varón todas sus necesidades como mujer y lo castre. A veces se convierten en hombres con carencia afectiva, con adicciones... 

Detrás de una función paterna no ejercida, a menudo encontramos hijos irresponsables, inmaduros, incapaces de salir del cobijo de sus madres, de independizarse..., en pocas palabras, incapaces de responsabilizarse de su vida.

Muchas veces, para determinar el origen de un conflicto o enfermedad, nos ayuda recurrir a la simbología. En este caso, algunos símbolos que relacionamos con la función paterna son el sol, el pan (gluten), el oro...; la cabeza, las manos...; las obligaciones, la autoridad... 

Como siempre, se trata de tirar del hilo, para llegar a descubrir qué se esconde detrás de cada historia.

¡Feliz función paterna!

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