10/3/15

LAS ALERGIAS RESPIRATORIAS

La primavera es una de las estaciones más esperadas para muchos; los días son más luminosos, la naturaleza está en su máximo esplendor, todo florece... Pero es ahora en primavera cuando empieza un calvario para otros: las alergias.

Una alergia es una respuesta exagerada de nuestro sistema inmunitario a ciertas sustancias del entorno, normalmente inofensivas para otras personas.

El sistema inmunológico recibe como una amenaza el primer contacto con el alérgeno (sustancia que provoca la reacción alérgica)  y se encarga de producir anticuerpos (IgE). Estos anticuerpos se agrupan para responder defensivamente ante futuras exposiciones al alérgeno. En esta primera fase del contacto no hay síntomas. A partir de la segunda exposición, el alérgeno desencadena la acción de los anticuerpos IgE y se liberan sustancias químicas (histamina) que el cuerpo puede manifestar con síntomas diversos: picor en la nariz y rinitis, congestión nasal, mucosidad, estornudos, lagrimeo y escozor en los ojos, picor en el paladar, garganta y oídos, tos, dificultad para respirar... Si estos síntomas se mantienen durante días, se traducen en cansancio, cefaleas, insomnio... y impiden que las personas que los sufren puedan desarrollarse normalmente en su vida.


Entendemos los síntomas como las respuestas/oportunidades que nuestro inconsciente nos da frente a un conflicto. Cuando enfermamos, nuestro cuerpo nos pide descanso, una pausa para poder reflexionar, tomar conciencia del conflicto que estamos viviendo. No nos sirve pensar que la enfermedad es algo externo y que no tiene nada que ver con nosotros. Comprendemos que detrás de este síntoma/enfermedad hay una información que el inconsciente nos quiere transmitir. 

En el caso de las alergias, la información tenemos que buscarla en el primer contacto con el alérgeno, donde se produce tal impacto emocional que el inconsciente, para protegernos, se encarga de registrar todo lo que rodea esa situación de impacto, y para ello usa todos los sentidos. Por eso, cuando ese alérgeno se presenta ante nosotros de nuevo, se activa una respuesta para que seamos conscientes que esa sustancia es el elemento que nos conecta con la emoción oculta que no nos permitimos expresar en la situación inicial.

Generalmente las alergias respiratorias que aparecen en primavera se asocian a la polinización. El polen simboliza los amores y también la reproducción. Por esta razón, comprobamos que muchas de estas alergias están relacionadas con historias de separaciones amorosas, desencuentros afectivos...

Para tratar una alergia, la solución no es apartarnos del alérgeno, sino romper la asociación que nuestro inconsciente hace entre emoción oculta y alérgeno. El alérgeno solo es el ancla para llegar hasta la situación conflictiva no resuelta. 

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