13/1/15

Con los cinco sentidos: OLFATO Y SEXUALIDAD

Históricamente, el sentido del olfato era un instinto básico del comportamiento y de la propia supervivencia. Si nos fijamos en los animales, vemos que usan el olfato para orientarse, alimentarse, aparearse y defenderse. Pero, a medida que hemos ido evolucionando, el olfato ha quedado relegado a un segundo plano, y han prevalecido en nosotros otros sentidos, como la vista, el oído y el gusto.

Quizás no nos damos cuenta que el olfato es uno de los medios más sutiles de comunicación que poseemos. Nuestro inconsciente (que condiciona el 95% de nuestros actos) está captando 24 horas al día olores sin darnos cuenta. Podemos anular los otros canales sensoriales, pero no podemos dejar de respirar.

Cuando nacemos, básicamente dependemos de nuestro olfato para buscarnos el sustento. Usamos el olfato para reconocer a nuestra madre, a través de las feromonas que secretan sus pechos, así como el olor de la leche materna.

Los seres humanos producimos feromonas (pherein = transportar + hormon = excitar), que son una sustancias olorosas que contienen información.

Así como las hormonas funcionan a nivel interno, las feromonas son excretadas por glándulas exocrinas al exterior con la función de provocar una respuesta específica en individuos de la misma especie. Se transmiten por el aire para poder actuar a distancia. De estas sustancias depende la supervivencia y el mantenimiento de la especie (la sexualidad). Pero nuestro olor corporal cada vez más se diluye con el uso de cosmética, jabones y toda clase de perfume. ¿Qué olor emitimos? Y ¿qué olor perciben? Es un clásico, la publicidad que relaciona los olores (perfumes, aromas, colonias...) y la atracción sexual. Y cada vez más los olores se están convirtiendo en un elemento esencial para vender todo tipo de productos, se trata del marketing olfativo (ver vídeo en nuestra página TransBiologic de facebook).

Desde la Bioneuroemoción, vemos que muchos síntomas relacionados con el olfato tienen una relación directa con la sexualidad.  Un conflicto con el olfato puede ser "no quiero oler algo que me da miedo en un contexto sexual" o "no puedo oler algo que deseo oler, también en un contexto sexual". Estamos hablando de dos casos en los que se da una separación de tipo sexual.
Como siempre, la pregunta clave será: "¿desde cuándo tenemos esa incapacidad olfativa? La respuesta nos situará en un contexto que nos ayudará a tomar consciencia del tipo de conflicto que estamos viviendo. Y la intensidad de nuestra capacidad olfativa nos indicará la intensidad del conflicto. Hay grados en la pérdida del olfato (HIPOSMIA), hasta llegar a la ANOSMIA, que sería la ausencia de capacidad olfativa total. Las personas que padecen esta enfermedad, aparte de perder el olfato, también pierden el gusto. Para ellas, comer puede ser un suplicio.

En este vídeo podemos entender las limitaciones que sufre una persona con anosmia.





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