¿No sería mejor aprender a aprender?
En los años noventa se hablaba de la crisis de la educación igual
que hoy hablamos de la crisis política, la crisis de estado o la crisis económica.
Ya por aquel entonces sabían que el sistema educativo era caduco y no cumplía
la finalidad de preparar a la personas para la vida o para el trabajo. Este
tipo de aprendizaje lleva al fracaso y a la desigualdad social ya que según un estudio
de la Unesco, el 60% de los niños matriculados en primaria no finalizaran sus
estudios.
Aprender: Adquirir conocimientos de algo por medio del
estudio o la experiencia. Tomar algo de la memoria. Concebir algo por meras apariencias o con fundamento. Enseñar,
transmitir unos conocimientos.
Si nos quedamos solo con alguna de estas definiciones nos
quedaremos cortos y el aprendizaje no
será completo. El aprender debe de ir ligado al pensamiento, a la capacidad de
pensar para que el individuo se a libre.
Si echamos la vista atrás no encontramos con la generación
de nuestros padres, una época en la que la típica frase para aquellos que tenían
el privilegio de poder estudiar era “la letra con sangre entra”. Y si vamos una
generación más allá la de nuestros
abuelos, nos encontramos que mayoritariamente la mujer no podía cursar estudios
ya que su trabajo básicamente era la dedicación a la familia y el hogar. Y muchos
hombres eran sacados del colegio siendo aún niños para trabajar. Esto les
provocaba emociones como la rabia, el miedo, la tristeza y sentimientos de
impotencia, desvalorización e injusticia entre otros, impactos emocionales que
jamás fueron expresados quedando grabados en la memorias transgeneracionales.
Estos ancestros no aprendieron a leer o a escribir pero aprendieron a pensar cómo
sacar a sus familias adelante, privados de esos aprendizajes. Aprendieron a
aprender.
Desde la Bioneuroemoción nos encontramos con padres angustiados
porque sus hijos tienen problemas escolares, dislexia, falta de atención,
tartamudez o no son buenos estudiantes entre otros y posteriormente llega el fracaso escolar.
Si estudiamos detenidamente el árbol genealógico encontraremos la respuesta a
esos programas descubriendo las historias familiares que hay detrás y el
impacto generacional que ha dejado una huella en el transgeneracional que esta
afectando a ese niñ@, tomando conciencia y resolviendo el conflicto.
El aprendizaje ha de ir ligado a la educación emocional y a
poder expresar lo que sentimos y como lo sentimos en cada momento. Dirigido
hacia la liberación, la expresión, creatividad y expansión de ser.
Solo hay un
aprendizaje posible y es aquel que te hace crecer
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