Estos días, en el teatro Barts de Barcelona, se está representando El petit príncep: El musical, basado en el texto de Saint-Exupéry; esa obra maestra de la literatura, siempre actual, que nos permite recordar al niño que todos llevamos dentro.
Por unos días, en estas fechas de Navidad, y justamente hoy, noche de Reyes, nos permitimos vivir la ilusión, pero lo hacemos a través de los ojos de nuestros hijos. Por unos días, aparece nuestro niño interior..., ese niño tan olvidado durante el año, porque como adultos no vivimos con el corazón, sino con la cabeza. Nos vienen muy bien las palabras del zorro: "Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos".
A veces tenemos miedo de sacar a la luz ese niño interior porque en algún momento se sintió herido, y se siente vulnerable. Y como adultos no aceptamos la vulnerabilidad. Tenemos que ser fuertes, capaces, controladores... y no nos damos cuenta de todo lo que hemos perdido por el camino.
Con estas palabras empieza El principito:
"A LEON WERTH

A LEÓN WERTH
cuando era niño"
Como adultos muchas veces nos limitamos y limitamos a nuestros hijos. Ellos nos enseñan a vivir la vida con libertad, con ilusión, con magia, con sueños..., y gracias a ellos podemos recuperar nuestro niño interior.
Doy gracias a mis hijos por todas las cosas que me permiten aprender cada día.
Doy gracias a mis hijos por todas las cosas que me permiten aprender cada día.
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